El viernes 14 de marzo de 2025, Cuba experimentó su cuarto apagón masivo en menos de seis meses, dejando a más de 10 millones de personas sin electricidad. Este colapso energético, atribuido a una avería en la Subestación del Diezmero en La Habana, evidencia la profunda crisis estructural que enfrenta el sistema eléctrico cubano bajo el régimen comunista.
Un Sistema Eléctrico en Ruinas
La infraestructura eléctrica de Cuba, obsoleta y sin mantenimiento adecuado, ha sido incapaz de satisfacer la demanda energética de la población. Las plantas termoeléctricas, con más de 40 años de explotación, requieren una recapitalización total, según expertos en energía. La falta de inversión y la dependencia de combustibles fósiles importados han dejado al país vulnerable a interrupciones constantes del servicio eléctrico.
Consecuencias Sociales y Económicas
Los apagones han paralizado la vida cotidiana en Cuba. Las escuelas y actividades laborales han sido suspendidas, y la población enfrenta dificultades para acceder a servicios básicos como el agua potable y la atención médica. La escasez de alimentos se agrava al no poder conservarse adecuadamente sin refrigeración, y la falta de electricidad impide la comunicación y el acceso a la información.
Protestas y Represión
La desesperación de la población ha llevado a protestas en varias ciudades, donde los ciudadanos exigen soluciones a la crisis energética. Sin embargo, el régimen ha respondido con represión, desplegando fuerzas de seguridad para sofocar las manifestaciones y restringiendo el acceso a internet para evitar la difusión de información.
Un Futuro Incierto
El gobierno cubano ha anunciado planes para aumentar la producción de petróleo local y el uso de energías renovables, pero sin cambios estructurales en el modelo económico, estas medidas parecen insuficientes. La crisis energética actual es un reflejo de décadas de políticas ineficaces y de una gestión centralizada que ha llevado al país al borde del colapso.
Conclusión
La situación en Cuba es crítica. Los apagones masivos no son eventos aislados, sino síntomas de un sistema fallido que requiere una transformación profunda. Es imperativo que la comunidad internacional y los defensores de la libertad apoyen al pueblo cubano en su lucha por un futuro mejor, libre de la opresión y la miseria impuestas por el régimen comunista.
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