Presencia y actividades en EE. UU.
Informes del FBI y otras agencias federales han confirmado la presencia de miembros del Tren de Aragua en al menos 19 estados, incluyendo Nueva York, Texas, Florida, California, Illinois y Colorado . Las actividades atribuidas al grupo en EE. UU. abarcan desde robos, tráfico de armas y drogas, hasta extorsión y prostitución forzada. En Nueva York, por ejemplo, se ha vinculado a la banda con delitos como tiroteos, robos en tiendas y reclutamiento en albergues para migrantes .
Sin embargo, expertos y analistas señalan que la estructura del Tren de Aragua en EE. UU. es descentralizada y carece de una organización jerárquica sólida. Muchos de los delitos asociados a sus miembros son de bajo perfil, como hurtos menores y delitos callejeros, lo que sugiere una operación más fragmentada que coordinada .
Respuesta de las autoridades
En respuesta a la presencia del Tren de Aragua, el gobierno de EE. UU. ha tomado varias medidas. En julio de 2024, el Departamento del Tesoro y la Casa Blanca designaron al grupo como una “organización criminal transnacional” y ofrecieron una recompensa de 12 millones de dólares por información que conduzca al arresto de sus líderes .
Además, se han intensificado los controles en la frontera, especialmente hacia migrantes venezolanos, para identificar posibles miembros del grupo. En enero de 2025, se llevaron a cabo redadas en ciudades como Nueva York y Aurora, Colorado, que resultaron en la detención de varios presuntos integrantes
Controversias y críticas
La administración del expresidente Donald Trump utilizó la amenaza del Tren de Aragua como justificación para aplicar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 y deportar a más de 200 venezolanos. Sin embargo, un memorando desclasificado por el Consejo Nacional de Inteligencia concluyó que no hay evidencia de que el gobierno de Nicolás Maduro dirija o colabore con el Tren de Aragua, aunque algunos funcionarios de menor rango podrían tener vínculos personales con el grupo .
Esta política fue objeto de críticas por parte de organizaciones de derechos humanos, que denunciaron deportaciones sin el debido proceso y basadas en pruebas insuficientes, como tatuajes o estereotipos culturales .
Conclusión
Si bien el Tren de Aragua ha logrado establecer una presencia en varias regiones de Estados Unidos, su operación parece ser más fragmentada y menos estructurada de lo que algunas narrativas políticas sugieren. Las autoridades continúan monitoreando y tomando medidas contra sus actividades, mientras que expertos y defensores de derechos humanos instan a abordar el problema con base en evidencia concreta y respetando los derechos fundamentales de los migrantes.