En medio de una persecución política al mejor estilo de los regímenes autoritarios, el expresidente Jair Bolsonaro ha decidido quedarse en Brasil y enfrentar de frente al aparato represivo del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, quien continúa utilizando al poder judicial como garrote contra la oposición.
Mientras el dictador Lula se viste de demócrata en sus giras internacionales, en casa ordena el encarcelamiento de quienes piensan diferente, criminaliza a sus adversarios y persigue a Bolsonaro con cargos absurdos como “intento de golpe de Estado”, todo porque se niega a arrodillarse ante su agenda totalitaria.
“¡No voy a irme de Brasil! ¡Arréstenme, hombre!”, declaró Bolsonaro con firmeza, en una muestra de valor y dignidad que contrasta con la cobardía de una izquierda que no tolera el disenso.
⚖️ El circo judicial de Lula
Los cargos contra Bolsonaro —orquestados por un sistema judicial controlado por el lulismo— no son más que una pantalla para justificar la eliminación de la oposición política en Brasil. Como en Cuba, Venezuela o Nicaragua, el guión se repite: se inventan delitos, se desacredita al rival y se elimina del mapa político.
Este no es un juicio —es una venganza disfrazada de legalidad. Y Bolsonaro lo sabe. Por eso no huye: se queda a dar la pelea, a pesar del riesgo de pasar el resto de su vida en prisión por defender la libertad.
🔥 Lula, el dictador de la impunidad
Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado por corrupción, liberado por tecnicismos y devuelto al poder por un sistema amañado y servil. Hoy, desde la presidencia, ha convertido al Estado en su aparato de propaganda, cancelación y represión.
Utiliza la bandera de la democracia mientras impone censura, manipula elecciones, persigue a periodistas y criminaliza el conservadurismo como si fuera terrorismo.
🗳️ Bolsonaro resiste por Brasil
Pese a estar inhabilitado políticamente, Jair Bolsonaro sigue siendo el líder legítimo de millones de brasileños que rechazan el comunismo encubierto de Lula. Su objetivo es claro: limpiar Brasil de esta nueva dictadura disfrazada de populismo.
Y si logra sobrevivir a esta persecución, no hay duda de que volverá con más fuerza que nunca en 2026.
🧾 Conclusión
Bolsonaro no solo enfrenta un juicio: enfrenta una dictadura corrupta que teme al pueblo libre. Su valor al quedarse en Brasil es un llamado a la resistencia de toda Latinoamérica.
Lula no quiere justicia. Quiere obediencia.
Pero millones no nos vamos a arrodillar.
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